Hablamos con Ana Celeste Schweiger, nuestra consultora en el proyecto Nanum Mujeres Conectadas, para profundizar la relación entre innovación, conectividad rural y género en proyectos de impacto social en América Latina

Celeste es especialista en la gestión, planificación, ejecución y evaluación de programas y proyectos con impacto social en las áreas de Desarrollo Humano, Vivienda, Urbanismo Sostenible, Cambio Climático y Biodiversidad.

Directamente desde Argentina, será la encargada de gestionar la convocatoria abierta Chaco Innova, que busca soluciones tecnológicas encaminadas a acelerar la reducción de vulnerabilidades en las comunidades de mujeres del Gran Chaco, región que abarca parte de Bolivia, Argentina, Paraguay y Brasil.

Mira lo que pasó.

W.¿Puede contarnos un poco sobre su papel en Nanum / WTT?
AC. Mi rol es diseñar y acompañar el desafío de innovación Chaco Innova a partir de la experiencia que ya existe en WTT y en Nanum para acercar a diferentes organizaciones, startup y empresas de innovación a la región del Gran Chaco Americano. Buscamos acortar la brecha que existe hoy entre quienes innovan y la Región del Gran Chaco.  

W. Dada su mirada estratégica a los proyectos de impacto social, ¿cómo caracteriza su importancia?
AC. Creo que Chaco Innova, a pesar de los tiempos de COVID-19 que nos limitan,  es un desafío pensado por y con las organizaciones de base. Creo que esta es la característica más relevante que tiene como proyecto, buscamos innovar entendiendo la innovación como una herramienta para la superación de desafíos sociales y ambientales. Creo que los resultados que obtuvimos hablan de una estrategia de trabajo con el foco puesto en las comunidades y sus reales necesidades.

‘W. ¿Qué dimensión tiene el género en entornos más vulnerables? ¿Por qué es importante tener en cuenta este aspecto?AC. La dimensión de género es una arista que atravesó y va a atravesar todo el proyecto. Nanum es el proyecto en el cual se encuadra el Desafío de Innovación y tiene como eje de trabajo avanzar con la problemática de género que existen hoy en la región, ​ promoviendo el rol de la mujer como agente de cambio en el acceso y la adopción de soluciones disruptivas mediante el desarrollo de herramientas de conectividad rural y de innovación aplicada al desarrollo organizacional y productivo.

W. ¿Cómo puede la ​​innovación ser una voz en la en las comunidades en las que trabajas?
AC. Tal como viene evidenciando el proyecto Nanum las mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible de la Región. Pero el  aislamiento que sufren las lleva a enfrentar innumerables desafíos. La falta de conectividad, falta de acceso a nuevas herramientas tecnológicas, financieras y de adaptación al cambio climático, siguen acentuando su aislamiento. La innovación es el medio para acercarles las mejores soluciones a estos desafíos. Innovar es en definitiva seguir respaldando su liderazgo y su participación como agentes clave para la toma de decisión en todos los temas que afectan sus vidas, sobre todo garantizando el acceso a los nuevos avances tecnológicos y de desarrollo para mejorar sus medios de subsistencia.

W. Por fin, ¿cuáles son los desafíos actuales para acelerar la reducción de vulnerabilidades en América Latina?
AC. Si bien los desafíos económico, social y medioambiental en el corto y mediano plazo son varios, el desafío de atravesarlos en un contexto de COVID-19 es aún mayor. Creo que hoy el desafío más grande está en acortar las brechas de información y de aislamiento en los que nos sumergió la cuarentena. Necesitamos garantizar que las comunidades más vulnerables tengan acceso a las nuevas formas de comunicarnos y comercializar para que puedan adaptar sus vidas a esta nueva realidad. Pero repito que los desafíos actuales para acelerar la reducción de la vulnerabilidad son muchísimos.